Bajo palabra

La calle es un desierto a la imagen del oasis de tu boca, te beso, herido de por vida, y sueño que el suelo desaparece bajo mis pies. Soy un danzante del infierno o un ave del cielo de tus ojos. Soy una pila de imágenes sobre el futuro y la felicidad hecha un momento. Cojo tu mano y descubro frío que quiero calmar con toda mi lujuria. Te deseo de la manera más sexual que existe, pero es en tus labios que mis ganas han decidido habitar.  Eres un manantial de emociones, eres fuente de ambrosía, eres el paso de  muerte a la vida. En la otra mano llevas mis cartas. Te he prometido leértelas una a una; y hoy imagino que hubiera sido perfecto si las manchara con tu sudor cuando luego de esparcir en la cama toda tu piel me detenga a disfrutar de la seda de tus nalgas rojas, heridas, marcadas de mi tacto vil, sobrevivientes al caos que provoco cuando quiero dañar al ser que amo. Leería que te amo, te contara que la calle era un desierto cuando besé tu boca y que volé sobre todas mis heridas para formar una nueva. Luego descubriría que duermes para curar tu cuerpo, imaginarte que los niños no despertarán temprano mañana y podré llenar una medalla más en tu altar de experiencias por ostentar frente a tus amigas. 

Pero en una brisa cerro a medias tus ojos. Los ha hundido al suelo y para ti es piedra, te ajustan los zapatos, el jean te incomoda en la  zona de la toalla higiénica, el sostén ya debe tener una talla más porque extrañamente tus senos han crecido en estos días (aunque pasado siete días volvieron a la normalidad), la mano derecha dice que te alejes y la izquierda sostiene una bolsa con papeles que no quieres darte la tarea de leer.

Yo palpo tu cabello, no quiero soltar tus labios, no quiero alejar mi pecho de tu pecho, nunca más me sentiría mas seguro de morir. Aunque luego tuviera tantas razones para hacerlo. 

En hora de preguntarte sobre nuestro futuro como enamorados, me das el sí más triste que me han dado, todo parece destinado a morir. Y no me molestaría morir en tus brazos. Sería oportuno que la vida termine junto a ti. No quiero otra vida ni que me salven del Infierno, yo quiero estar muerto para ti. Llorarías mucho, hasta secarte, te pedirían dejarme y no podrías. Te dirían que debes dejarme ir y no soltarías nunca mi mano. Hasta el momento en que recuerdes que morir a tu lado era mi mayor deseo. Entonces me dejarías un momento... 

Luego, volverías a morir a mi lado.


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