Tanto de ti


Tanto de ti


Lima, 13 de Junio del 2012


Tanto de ti como para nunca olvidarte. Como para llevarte en las palabras que conjugo en cada mentira. Como escombros de mi olvido, y una foto que aparece sobre mis ojos cuando me atrevo a sentir. Me pierdo en esa mirada, y vuelvo a los días en que consultaba a las olas sobre mi cobardía.  Pisaba el borde de la bella huida hacia el final de la escena que describo con palabras como poemas. Una mentira que me obliga a gritarle al oído suavemente que no la amo. Pero vuelvo a ella para renunciar a las oraciones. Entonces me atrevo a describir el exacto recorrido de mi mirada sobre su piel. Vuelvo, la nombro y escapo al encuentro de las letras que conforman el placer de sostenerla en mi mente. Nuevamente aquellos besos que derrotan mi ternura y conforman la caricia que un bosque supo ocultar. Culpo ahora a mis palabras de su incontrolable pasión; poesía que pisaba sus labios y terminaba en ser lo que yo fui para amarla. Y mi vos en su oído,  y mi boca en su cuello y mis labios en un beso que estremeció su espalda, siendo el temblor primero de su corta edad de amada. Fue entonces el encuentro de los placeres que la encontraron a ella antes que a mí. Deseo de sus ojos el brillo de la alegría que de mí supo librar. En supremo exilio de las sombras que me acompañaban hacia el futuro que a su lado veía y contra la romántica muerte de las demás existencias. Fue un huerto donde se cosecharon razones imposibles para amarla, y luego de aquel estallido sobre su piel supo desprenderse de mis brazos y alejarse con el viento que hoy refresca mis ojos, me arrastra a su olor y abraza el frío que me causa su ausencia. Intenté detenerla y me detuvo con una sonrisa. Petrificado, debí concebir la mueca en su boca como el final de la ternura para esa tarde que más no recuerdo. De ella solo su lejanía, y de mí hoy nada.


Gabriel Cueva H.

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